De la resiliencia al éxito académico: la inspiradora autobiografía de Gabriella Nabila Serrano

De la resiliencia al éxito académico: la inspiradora autobiografía de Gabriella Nabila Serrano

Egresada de la Maestría en Administración del Recurso Humano del departamento de Actualización para Adultos, Gabriella Nabila Serrano comparte en su autobiografía un recorrido lleno de aprendizajes, desafíos y triunfos. 


Su historia refleja cómo la perseverancia, la pasión por el conocimiento y el apoyo de grandes mentores le permitieron alcanzar la distinción Summa Cum Laude y dejar un legado de resiliencia y propósito.

Por: Gabriella Nabila Serrano

Mi historia académica no se puede leer como una simple línea de tiempo. Es más bien un río con corrientes suaves y rápidos inesperados, con pausas para respirar y remansos donde el alma aprendió a fortalecerse.

Desde pequeña entendí que el conocimiento no era únicamente una herramienta para avanzar, sino un medio poderoso para transformar la vida —la propia y la de quienes me rodean—. Por eso, cada clase que marqué en un cuaderno, cada examen superado, cada persona que cruzó mi camino, se volvió parte esencial de este viaje que hoy celebro con gratitud.

Los inicios: IDEA, un despertar

Corría marzo de 1995 cuando crucé las puertas del programa IDEA (Ingeniería en Desarrollo de Software y Aplicaciones Informáticas Empresariales), en la Facultad de Ingeniería en Sistemas, Informática y Ciencias de la Computación de la Universidad Francisco Marroquín. No fue solo un ingreso académico: fue el primer latido de una pasión que marcaría mi vida, la pasión por la tecnología y la innovación.

Ahí conocí a mentes brillantes que dejaron huella: el Dr. Manuel Ayáu con su visión del proceso económico, el Dr. Julio Alvarado, Manuel Rimola, Luis Fernando Labbé, Hugo Girón, la Licda. Rosalina López Pacheco, Manuel Monroy y Francisco González Monterroso.

Y, sobre todo, el Ing. Walter Grajeda Bradna, quien me acompañó como un faro en la elaboración de mi tesis, dándome claridad sobre la ergonomía en la oficina. Su guía se mezclaba con su afecto humano: él fue quien me bautizó como “La Coneja”, un apodo que aún llevo con cariño.

También recuerdo con admiración al Dr. Eduardo Suger, que entre pasillos y aulas compartía enseñanzas únicas para no claudicar. De cada conversación con él aún resuenan palabras que fueron semillas de perseverancia.

No solo fueron maestros: fueron compañeros y amigos entrañables, como Silvia Arivillaga, Sarita Hernández y Romelina Aguirre, quienes con su calidez hicieron que la vida universitaria tuviera la textura de lo humano.

Pausas que también enseñan

La vida, como buena maestra, me pidió pausas. La más sagrada: mi familia. Detuve pasos académicos para abrazar el rol de madre, porque entendí que ese proyecto era —y sigue siendo— mi mayor legado.

No faltaron las piedras en el camino: jefaturas que vieron en mí una amenaza y me imponían horarios imposibles, como si quisieran frenar la voz de una “muchachita” con iniciativa. Fueron años duros, pero no me doblegaron. Cada regreso fue con más energía, con la certeza de que la voluntad siempre encuentra el camino de vuelta.

La Coneja en acción

Ser “La Coneja” no fue solo un apodo. Fue un espíritu. Ese que me impulsaba a motivar equipos, a arrastrarlos con cariño hacia el cumplimiento de trabajos, a contagiar liderazgo y a vivir cada paso con intensidad.

Recuerdo las caminatas largas hasta la Marroquín, los días enteros en la biblioteca Ludwig, las charlas en la cafetería que acababan en debates, en risas y en anécdotas que aún llevo en la memoria. Esa Gabriella universitaria no se rindió nunca.

Maestría: un triunfo compartido

El siguiente capítulo fue mi Maestría, donde encontré verdaderos tesoros: el Dr. Juan Francisco Calvillo Taracena, Claudia Elizabeth Aquino, Rina Fabiola Méndez Rabe, Sarita Hernández, Helmuth Roderico Yat Paáu, Armando Cocon, Alejandro Ernesto, Carmen Patricia Jiménez Crespo, Acevedo, y mi querida Dra. Aracely Monzón junto a todo su equipo.

Todos ellos, con generosidad, abrieron sus corazones en los momentos en que el cansancio parecía más fuerte que la voluntad. Gracias a su guía, a sus palabras y al apoyo de mis compañeros, culminé con la máxima distinción: Summa Cum Laude. Ese título no es solo mío; pertenece también a quienes caminaron conmigo.

Compañeros y nuevas formas de aprender

Guardo un sincero cariño por cada compañero que compartió conmigo las clases presenciales, así como por aquellos con quienes caminé en la nueva tendencia de la educación virtual. El COVID-19 nos vino a inyectar una enseñanza clara: aun en medio de la adversidad, siempre existen oportunidades si estamos preparados para reconocerlas.

Tuve la fortuna de encontrar una Maestría en mi especialidad, Recursos Humanos, lo que me permitió actualizarme y redescubrir mi propósito. No me quedé en un rincón ni permití que la pausa se volviera silencio; me levanté como un fénix, no solo mito, sino presencia viva en constante acción, renovando mis alas una y otra vez.

Más que títulos: identidad

Hoy sé que mis estudios fueron mucho más que créditos aprobados o diplomas colgados en la pared. Fueron prueba de resiliencia, de amor propio y de propósito. Aprendí que resiliencia no es resistir simplemente, sino volver una y otra vez con más fuerza, con más convicción.

Un mensaje para quienes sueñan

A quienes lean estas líneas, quiero decirles algo desde mi propia experiencia: nunca permitan que las pausas se conviertan en finales ni que los obstáculos apaguen sus sueños. Cada reto es una oportunidad disfrazada, cada caída es la antesala de un nuevo vuelo. 

No importa cuántas veces la vida nos exija detenernos; lo que importa es tener la valentía de levantarse, de reinventarse, de creer que siempre hay un mañana para escribir una mejor versión de nosotros mismos. Mi historia no es distinta a la tuya: todos podemos ser fénix. Levántate, avanza, no te quedes atrás. El conocimiento y la pasión son alas; solo falta que decidas usarlas.   

No soy “Lola Bunny”. Soy Gabriella Nabila   I. Madeleine Serrano quien modificó la cantidad de caracteres de la base de datos por la extensión de mi nombres : profesional, madre, amiga, alma inquieta. Soy “La Coneja”. Soy Galileo.

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| GES Comunicación | 19 septiembre, 2025 |